¿Cuántos de vosotros habéis soñado con tener una serpiente como mascota? Una opción exótica y muy pintoresca, además de salirse de los cánones habituales, sobre todo en nuestro país: quizá incluso te lo hayas planteado intensamente, sólo para detenerte en el último momento pensando en la cantidad de dificultades que puede entrañar el cuidado de un animal así. Hoy estamos aquí precisamente para disipar cualquier supuesto mito sobre la cría en cautividad de serpientes, recomendando algunos de los reptiles de esta especie más adecuados para la vida doméstica.
De hecho, no todas las serpientes pueden ser adoptadas: algunas requieren entornos y cuidados muy específicos, mientras que otras son simplemente ilegales debido a su peligrosidad y al hábitat en el que deben ser colocadas. Otra buena noticia es que muchos de estos animales son extremadamente fáciles de cuidar, lo que por supuesto no significa que no necesiten cuidados, sino que incluso si eres un novato no tendrás demasiadas dificultades para aprender a mantenerlos bien.
Serpiente del maíz
La serpiente del maíz es una de las opciones más populares cuando se trata de serpientes domésticas, tanto por ser extremadamente común (por lo que no tiene un impacto amenazante en la biosfera) como por su tamaño, que también es perfecto para los principiantes: este animal suele medir entre 120 y 150 cm, por lo que se puede manejar con ambas manos sin asustarse por su tamaño. Suele ser de color marrón con manchas rojizas y anaranjadas y se puede manejar con cuidados muy sencillos, además de tener un temperamento dócil que lo hace perfecto para la vida en el hogar.
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Pitón real
La pitón real, a pesar de su nombre, no tiene por qué recordarle a la serpiente canónica a menudo retratada en la literatura como un gran peligro: este tipo, también conocido como pitón bola por la forma que adopta cuando se asusta, es de hecho también adecuado para los principiantes que quieran probar a cuidar de una serpiente. Tiene un carácter tímido y dócil, no requiere cuidados especialmente complicados y también puede convivir con los niños: sin embargo, hay que tener especial cuidado de no estresarlo, ya que puede perder el apetito debido a su carácter.
Serpiente de leche mexicana
La serpiente de leche mexicana es otro de los reptiles imprescindibles en cautividad: de carácter tranquilo, muy común en la naturaleza y de bellos colores también para ver en casa. Suele medir 120 cm (aunque existen ejemplares de mayor tamaño) y se alimenta de insectos, ranas pequeñas, peces y crustáceos: sin embargo, hay que tener cuidado, ya que no es realmente glotona y se puede acabar con un ejemplar bastante quisquilloso, por lo que hay que consultar siempre con el criador cómo responde la serpiente a la alimentación. Entre los tipos de serpiente de leche más adecuados para la vida doméstica están la serpiente de leche de Sinaloa, la serpiente de leche de Nelson y la serpiente de leche de Puebla.
Serpientes para los experimentados
¿Ha practicado con serpientes y se siente en condiciones de mejorar su juego y probar a cuidar de una serpiente más “complicada”? Tenemos un par de sugerencias para ti: la serpiente rata y la boa constrictor. La primera tiene una gama de especies diferentes, algunas de las cuales también pueden ser criadas por particulares en nuestro país: su aspecto es encantador, lo que puede dificultar son los muchos cuidados que necesita. Ante todo, necesita un entorno muy limpio y agua siempre disponible, porque le gusta refrescarse mucho bañándose.
La boa constrictor merece una discusión aparte y más profunda: algunos ejemplares pueden ser cuidados como mascotas, aunque se requiere gran experiencia por parte de quien decida albergar una. Los dos primeros aspectos a tener en cuenta son el tamaño y el peso: una boa constrictora adulta puede medir hasta 3 metros y pesar hasta 10-15 kg, por lo que su manipulación no es tan sencilla como la de otros ejemplares. Y luego está la cuestión de la longevidad: una boa constrictor vive una media de 25-30 años, pero si se cría con cuidado puede llegar a los 40. Además, son muy exigentes y específicos en muchos aspectos como la temperatura, el hábitat, el agua, la conformación del terrario, pero sobre todo el contacto con el ser humano: hay que aprender a establecer una relación de confianza manejándolos desde el principio, de lo contrario será difícil que se dejen acercar.
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