La Agencia Espacial Europea (ESA) reveló las primeras imágenes de un eclipse solar artificial, un logro histórico conseguido mediante la misión ASPIICS (Asociación de Naves Espaciales para la Investigación Polarimétrica y de Imágenes de la Corona Solar).
Este hito se alcanzó gracias al trabajo coordinado de dos satélites, Coronagraph y Occulter, que operan en perfecta sincronía como si fueran una sola nave espacial.
El eclipse, realizado por primera vez en marzo de 2024, fue posible gracias a avanzadas tecnologías de posicionamiento y navegación que permiten a las naves mantenerse alineadas a solo 150 metros de distancia con una precisión de un milímetro, sin intervención desde la Tierra. Hasta la fecha, se han llevado a cabo diez eclipses artificiales, uno de ellos con una duración superior a cinco horas.
¿Cómo crearon el eclipse solar artificial?
El director de Tecnología, Ingeniería y Calidad de la ESA, Dietmar Pilz, destacó la importancia de esta innovación: “Es emocionante ver cómo estas impresionantes imágenes validan nuestras tecnologías en lo que ya es la primera misión de vuelo en formación de precisión del mundo”.
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La misión ASPIICS es fruto de un consorcio industrial liderado por el Centro Espacial de Lieja, en Bélgica.
Durante estos eclipses artificiales, el disco de 1.4 metros del satélite Occulter bloquea la luz solar brillante para que Coronagraph, a través del instrumento óptico ASPIICS, capture imágenes de la corona solar, la región exterior de la atmósfera del Sol.
Una herramienta para estudiar el clima espacial
Observar la corona solar con esta nitidez es crucial para comprender fenómenos como el viento solar y las eyecciones de masa coronal (CME), explosiones solares que liberan partículas al espacio y que pueden tener efectos directos en la Tierra.
Estos eventos, además de generar auroras en latitudes inusuales, pueden interrumpir comunicaciones, sistemas de navegación y redes eléctricas, como ocurrió en mayo de 2024.
Gracias a esta nueva capacidad tecnológica, los científicos podrán anticipar mejor estos fenómenos y mitigar sus impactos. La misión ASPIICS no solo abre una ventana inédita al estudio del Sol, sino que también marca un antes y un después en la forma en que se puede observar el universo desde el espacio.
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