En 2019, un grupo de científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) realizó un hallazgo de gran relevancia para la arqueología y la cultura maya: un cenote oculto bajo la pirámide de Kukulkán en Chichén Itzá.
Este descubrimiento fue posible gracias al uso de tecnología avanzada, que, mediante 96 electrodos colocados en el perímetro de la pirámide, detectó un cuerpo de agua a una profundidad de 20 metros.
El “axis mundi” y el simbolismo del cenote
René Chávez, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, explicó que aunque los cenotes y ríos subterráneos tenían un gran significado para los mayas, aún se desconoce la razón por la cual construyeron la pirámide sobre uno.
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Sin embargo, este hallazgo ha permitido investigar las fases de construcción de la pirámide, su estructura interna y la posible existencia de túneles o pasadizos conectados al cenote.
El cenote descubierto bajo Kukulkán se suma a otros cuatro pozos naturales visibles en cada punto cardinal cerca de la pirámide. Los investigadores sugieren que este cuerpo de agua oculto pudo haber sido considerado por los mayas como el “axis mundi” o eje del mundo, el punto central donde crecía la ceiba sagrada. Según la cosmovisión maya, las raíces de este árbol llegaban al inframundo y sus ramas se extendían hacia los cuatro puntos cardinales.
Aunque ya en 1997 las universidades de Minnesota y San Francisco habían detectado indicios de esta cavidad mediante estudios de radar, fue en 2015 cuando el Instituto de Geofísica de la UNAM utilizó resonancia electromagnética para obtener una representación gráfica más precisa.
Posteriormente, en 2017, el equipo del proyecto Gran Acuífero Maya exploró las cuevas subterráneas aledañas y encontró la entrada al cenote, bloqueada intencionalmente con piedras.
La importancia ceremonial y el legado natural
El cenote no solo tenía un valor simbólico, sino también ceremonial. Documentos históricos sugieren que los mayas realizaban ofrendas en estas cámaras acuáticas, lo que lleva a los investigadores a considerar la posibilidad de encontrar túneles o artefactos en su interior.
Además, en otras ruinas mayas como Uxmal, se han identificado áreas destinadas al cultivo de plantas medicinales, lo que refuerza la conexión de los mayas con su entorno natural y sus prácticas culturales. Este hallazgo subraya el ingenio y la complejidad de una civilización cuya cosmovisión sigue fascinando al mundo moderno.
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