La jefa de gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, ha dado a conocer recientemente un paquete de reformas y restricciones para la circulación de pipas y vehículos que transportan combustibles o sustancias peligrosas en la capital. El anuncio se produce en un contexto de preocupación por accidentes anteriores, como el ocurrido el 10 de septiembre en La Concordia, que dejó decenas de muertos y numerosos heridos.
Las medidas anunciadas contemplan nuevos límites de velocidad, rutas obligatorias, horarios permisibles, sanciones más severas y revisiones aleatorias de los vehículos implicados. En este artículo exploramos el alcance de estas disposiciones, sus implicaciones y los retos para su implementación.
Principales cambios en las reglas para transporte de combustibles en CDMX
Brugada explicó que el objetivo es reducir riesgos asociados con accidentes de transporte de hidrocarburos y materiales peligrosos, protegiendo a la población y a la infraestructura urbana.
A continuación, los puntos más relevantes:
- Límite de velocidad reducido: los vehículos que transporten sustancias peligrosas ahora deberán respetar un tope máximo de 30 km/h cuando circulen en la ciudad.
- Restricción por volumen de carga: queda prohibido que circulen automotores con más de 40,000 litros de materiales peligrosos.
- Prohibición en vías secundarias: los caminos secundarios de la ciudad ya no estarán habilitados para pipas que transporten más de 10,000 litros de hidrocarburos.
- Ventana horaria para tránsito pesado: los vehículos con más de 20,000 litros solo podrán moverse entre las 22:00 y las 5:00 horas del día siguiente.
- Vialidades vetadas: se prohíbe que circulen por vías de acceso controlado como Periférico, Circuito Interior, Viaducto, Calzada Ignacio Zaragoza, Constituyentes, Calzada de Tlalpan, entre otras.
- Multas duplicadas: las sanciones por incumplimiento de estas reglas tendrán penalizaciones más fuertes, duplicando el monto actual.
- Instalación de radares: se colocarán dispositivos de control en los accesos carreteros que conectan con la CDMX (México-Pachuca, México–Querétaro, México–Toluca, México–Cuernavaca y México–Puebla) para detectar excesos de velocidad.
- Requisitos para licencias tipo E12: quienes deseen obtener esta licencia deberán presentar constancia de manejo de sustancias peligrosas y acreditar capacitaciones avaladas por la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT).
- Dictámenes y verificaciones: los permisos de transporte deben estar respaldados por un dictamen de una entidad autorizada por la Secretaría de Energía, que garantice que las normas oficiales están cumplidas. También, los vehículos deberán contar con un dictamen aprobado por la Agencia de Seguridad, Energética y Ambiental (ASEA).
- Revisiones aleatorias: habrá operativos periódicos para inspeccionar las condiciones físicas y mecánicas de los vehículos que transportan materiales peligrosos.
- Coordinación interinstitucional: el gobierno local y la Secretaría de Energía cooperarán en operativos conjuntos, con facultades para revocar permisos en casos de reincidencia.
Brugada también aclaró que estas políticas no requieren un debate legislativo extenso, ya que no implican nuevas leyes, sino ajustes al reglamento de tránsito de la capital.
Motivos detrás del cambio y contexto
La versión oficial indica que esta actualización normativa busca prevenir tragedias como la de La Concordia, el accidente del pasado 10 de septiembre, donde perdieron la vida más de 30 personas y decenas resultaron heridas.
Según la jefa de gobierno, los controles más estrictos, las rutas obligatorias y los límites de velocidad más bajos ayudarán a mitigar riesgos cuando se transportan sustancias inflamables, tóxicas o peligrosas dentro del perímetro urbano.
Además, al imponer sanciones más severas y operativos más constantes, se pretende disuadir el incumplimiento y garantizar que los transportistas trabajen bajo criterios de seguridad comprobados.
Desafíos y consideraciones para la puesta en marcha
Implementar este tipo de reglas no está exento de obstáculos:
- Fiscalización eficaz
Las inspecciones aleatorias demandarán recursos humanos, técnicos e infraestructura para cubrir las rutas primarias y secundarias de la ciudad. - Coordinación institucional
Será vital la colaboración entre dependencias locales, federales (como la Secretaría de Energía y la SICT) y entidades reguladoras como la ASEA para que las verificaciones sean válidas y reconocidas. - Reacción del sector de transporte
Empresas propietarias de pipas o fletes de combustibles podrían manifestar resistencia o solicitar plazos más amplios para adaptarse a los nuevos requerimientos. - Compatibilidad con normativa federal
Aunque estas disposiciones son a nivel local, deben armonizarse con leyes federales de transporte de materiales peligrosos para evitar contradicciones legales. - Divulgación y capacitación
Es necesario que los transportistas, chóferes y concesionarios conozcan los cambios, participen en programas de formación y se certifiquen de acuerdo a las nuevas exigencias.
Con estas nuevas disposiciones de tránsito en CDMX, la administración de Clara Brugada da un paso firme hacia una regulación más estricta para el transporte de combustibles y sustancias peligrosas. Las medidas buscan reducir riesgos, prevenir accidentes y fortalecer la seguridad pública.
Sin embargo, el éxito de estas reformas dependerá de una implementación eficiente, vigilancia constante y cooperación entre autoridades, organismos reguladores y el sector transporte.
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