El bastón de caramelo, ese dulce emblemático de la temporada navideña, no solo es un símbolo decorativo que encontramos en árboles de Navidad o envoltorios festivos, sino que también está rodeado de historias fascinantes y mitos sobre su origen. Aunque muchos asocian su forma y diseño con significados religiosos, la realidad histórica parece apuntar en una dirección menos espiritual y más práctica.
El significado de los Bastones de caramelo
Existe una creencia popular, especialmente difundida en algunos contextos religiosos, que señala que el bastón de caramelo fue creado como una herramienta para enseñar conceptos cristianos. Según esta narrativa, su forma curva representaría el báculo de los pastores que cuidaban de sus ovejas, mientras que, si se colocara al revés, formaría la letra “J”, inicial del nombre de Jesús. Además, los colores blanco y rojo también tendrían una simbología especial: el blanco reflejaría la pureza de Cristo y el rojo simbolizaría su sacrificio.
Sin embargo, al investigar sus verdaderos orígenes, encontramos que el bastón de caramelo probablemente nació en Alemania, alrededor del siglo XVII. En aquel entonces, los dulces no tenían la forma curvada que hoy conocemos. Eran simplemente caramelos rectos, confeccionados a base de azúcar y servían para deleitar a los niños durante las celebraciones navideñas. La curvatura característica fue añadida más tarde, y parece haber sido un cambio realizado por razones funcionales, como facilitar que se colgaran de los árboles de Navidad.
La historia documentada sugiere que, hacia finales del siglo XIX, en Estados Unidos, un fabricante de dulces llamado Bob McCormack popularizó este diseño curvado. La producción artesanal evolucionó con el tiempo, y su cuñado desarrolló una máquina que facilitaba la fabricación masiva de los bastones. A partir de este momento, los bastones de caramelo se convirtieron en un ícono navideño ampliamente difundido, más por su estética y sabor que por un trasfondo religioso.
Aunque el mito del bastón como símbolo cristiano se ha mantenido en el imaginario colectivo, las evidencias señalan que esta historia es más una interpretación añadida con el paso de los años que un hecho verificable. No obstante, esto no ha impedido que siga siendo una pieza central de las celebraciones decembrinas, representando la unión entre tradición, creatividad y el deseo de hacer la temporada más dulce y especial.
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