Balenciaga desata polémica con sus zapatos ‘gastados’

Balenciaga ha vuelto a captar la atención del público con su colección de calzado para otoño de 2025, desatando un debate en redes sociales y medios de comunicación debido al diseño poco convencional

Balenciaga desata polémica con sus zapatos 'gastados'

Balenciaga desata polémica con sus zapatos 'gastados'

Balenciaga ha vuelto a captar la atención del público con su colección de calzado para otoño de 2025, desatando un debate en redes sociales y medios de comunicación debido al diseño poco convencional de sus nuevas zapatillas. Este calzado, caracterizado por un aspecto deliberadamente envejecido, con marcas de desgaste extremo y detalles de suciedad simulada, busca romper moldes y redefinir las normas estéticas. Los precios de estas zapatillas oscilan entre los 1,000 y 1,500 dólares, dependiendo del modelo y acabado, un costo que ha intensificado las críticas hacia la marca.

El diseño de esta colección incluye opciones como zapatillas bajas, botas altas y mules, todas con un acabado que emula años de uso intensivo. Balenciaga, bajo la dirección de Demna Gvasalia, presenta esta línea como una reinterpretación del estilo casual y deportivo clásico, incorporando elementos visuales que evocan autenticidad y durabilidad. Según la marca, el objetivo de esta estética es transmitir la idea de calzado que “cuenta historias” a través de su apariencia, en una aparente alusión al consumo consciente y la sostenibilidad.

Sin embargo, este enfoque no ha estado exento de controversia. Muchas personas en redes sociales han criticado lo que consideran una “glamourización de la pobreza”, argumentando que la marca convierte en lujo aquello que para muchos es una realidad económica. Este debate no es nuevo para Balenciaga, que ya ha enfrentado críticas similares por productos como bolsas inspiradas en sacos de basura o piezas con apariencia deteriorada.

En términos de marketing, esta campaña podría considerarse una estrategia audaz para generar conversación y posicionar la marca como disruptiva. Al provocar reacciones polarizadas, Balenciaga consolida su identidad como una firma que desafía los límites convencionales de la moda, aunque también pone sobre la mesa cuestiones éticas relacionadas con la exclusión social y el consumo responsable.

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