La alerta sísmica en la Ciudad de México tiene sus raíces en el devastador terremoto de 1985, que dejó un gran impacto en la población y la infraestructura, este evento fue el detonante para el desarrollo del Sistema de Alerta Sísmica de la Ciudad de México (SASMEX-CDMX), que comenzó a operar en 1991.
Alerta Sísmica y sus retos
Desde hace varias décadas, la instrumentación sísmica de la ciudad ha seguido enriqueciéndose de forma paulatina con nuevas redes de observación y equipos más sofisticados en las redes existentes, pero sigue enfrentándose a grandes retos.
El investigador emérito de la UNAM, Dr. Gerardo Suárez Reynoso en entrevista a Verás MX, indicó que los sistemas de alertamiento tienen este gran reto, ya que en pocos segundos tienen que definir e identificar si el sismo es de suficiente magnitud que amerite lanzar la alerta, así ganar tiempo y avisar a los ciudadanos, incluso es difícil de transmitir.
Señaló que los sismos de la costa de México dan un tiempo de cerca de 50 a 90 segundos antes de que lleguen las ondas sísmicas y así emitir la alerta a los ciudadanos.
“En la ciudad de México tenemos suerte, porque los sismos en la costa nos dan cerca de 50, 60 hasta 90 segundos antes de que las ondas sísmicas lleguen a la ciudad, pero aun así este reto es muy grande”, señala el investigador.
¿A qué le llamamos que la alerta sísmica falló?
El Dr. Gerardo Suárez Reynoso señaló y día, el concepto de que falla la alerta y la falla más grave de todas es que hay un sismo que potencialmente puede ser destructivo y no lo aleja.
“Esa es la peor falla de todos”, indica.
La otra falla es la que pasó recientemente, un error humano.
“Es que no haya sismo y que simplemente se dispare por un error, nos pasó hace poco, un error humano”.
El investigador señala que preferiblemente es mejor que haya alerta, aunque sea un sismo pequeño a que no haya, incluso porque esto da más confianza a los ciudadanos.
Hay que recordar que el Doctor Emilio Rosenbluth, un investigador muy distinguido del Instituto de Ingeniería que se dedicó a la investigación de fenómenos sísmicos, sus estudios han permitido la construcción de edificios de gran altura, presas y centrales nucleares en regiones del planeta con riesgo de sufrir terremotos, así como la creación de la alerta sísmica que empezó a operar en 1991.
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